Los procesos de selección se han convertido en una mentira, desde el momento en que el candidato presume de lo que no es, hasta que la empresa realiza cribas sin criterio
El uso de fuentes de información subjetivas y condicionadas, provoca un mal funcionamiento de buenos algoritmos de IA que son incapaces de entregar valor real al decisor
Una mala contratación supone un altísimo coste para las empresas, no sólo en lo económico, sino también en su reputación. Evitarlo es posible si cuidamos la preselección de los candidatos.