Absentismo laboral o la mala identificación del talento

Estrategias de gestión del talento
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Son muchos los artículos que leo estos días sobre la reducción de la jornada laboral estos días. Tal y como está planteado el asunto, y por el empuje que hace el gobierno con el asunto, lo normal es que en breve los españoles pasemos de trabajar las cuarenta horas semanales (de toda la vida) a las treinta y siete horas y media (hete aquí la innovación). Y entonces se acabarán los problemas. ¿O no? ¿Es este asunto tan preocupante? ¿O lo grave es que mucha gente no trabaja lo que debería? ¿Va a acabar este recorte de las horas en una disminución del absentismo laboral? ¿Mejorará los índices de productividad en el trabajo?

Randstad, una de las empresas líder del sector, ha presentado esta semana su informe de absentismo correspondiente al segundo trimestre del año, en el que se ve que los niveles de absentismo de los empleados siguen elevados, sin cambios significativos respecto al primer trimestre del año. Concretamente, en el 6,6% de las horas pactadas, lo que representa un repunte de una décima respecto al 6,5% del cierre del 2023. Vamos, que hay un conjunto de horas que el empleado debería trabajar que, sin justificación alguna, no se trabajan. Me ha hecho gracia una anécdota que he leído en una publicación de estos días que relataba que un trabajador de una empresa fue hospitalizado y un familiar, también empleado de esta compañía, pidió el permiso de cinco días para su cuidado. Pues bien, el hospitalizado se incorporó a su puesto dos días antes que la persona que le estaba cuidando. Jejeje. La picaresca española.

La motivación es un elemento clave en el absentismo laboral

El absentismo es un problema grave, en tanto que es un incumplimiento del contrato de trabajo que tiene un efecto muy negativo en la productividad de las empresas. Pero más allá de la picaresca o de los jetas de toda la vida, lo cierto es que no siempre está relacionado con el engaño sino que, en muchas ocasiones, tiene que ver con una pérdida de motivación o un desajuste entre lo que queremos y lo que tenemos. Hablemos de motivación, aprovechando que recientemente hemos puesto en producción un test que mide la motivación de los candidatos a un proceso de selección y de si ésta es intrínseca o está sujeta a parámetros externos como el sueldo o el estatus profesional.

Leo en internet una definición que me ha gustado: “La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de la persona hacia metas o fines determinados; es el impulso que mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación. La motivación es lo que le da energía y dirección a la conducta, es la causa del comportamiento.” La motivación es dinámica, está en continuo movimiento de flujo, es un estado de crecimiento y declive perpetuo. Hay días en los que se puede notar mucha energía para luchar por algo y otros en los que cuesta mucho arrancar una conducta. Y si no que se lo digan a los equipos de fútbol. Cómo se explica si no, que un equipo pase de ser la revelación una temporada a irse a segunda división la siguiente sin haber cambiado ni entrenador ni jugadores. La motivación lo es todo. O casi todo. Pero es obvio que si estamos motivados con algo, lo haremos sin rechistar. Y si ese algo es trabajar, no habrá absentismo laboral.

El absentismo laboral como consecuencia de una falta de interés

Un segundo motivo del absentismo, más allá de la generalización que supone la pérdida de la motivación, es el desajuste que existe entre lo que quiero hacer y lo que tengo que hacer. Sorprende lo grande que es el número de gente que considera que su trabajo no es el que le gustaría. La insatisfacción laboral que provocan cosas como el salario, algunos jefes y compañeros o la falta de empatía con una conciliación con la vida privada más adecuada, son elementos más o menos comunes a todos los que trabajamos. Ahí no voy a entrar. Pero hay un elemento que es mucho más intrínseco, que genera muchísima más insatisfacción y que tiene que ver con el mal encaje entre mi trabajo y mi motivación.

Me decía el otro día un responsable de RRHH de una compañía del IBEX, que era muy perjudicial para su empresa que no fuesen capaz de ser más certeros en la identificación del talento necesario para sus posiciones. De ahí el interés de hablar conmigo. Mientras tanto, yo pensaba que también es muy perjudicial para la persona contratada, que tendrá que vivir con ese desajuste en el caso en que el proceso se cierre mal. Lo lees y lo escuchas todos los días. “Estoy descontento con mi trabajo, pero cómo lo voy a dejar… ¿Quién deja un trabajo fijo?”. Y así, claro. Nos quedamos en un trabajo que no nos gusta. Motivación cero. Y una probabilidad altísima de que aparezca el absentismo.

La clave está en hacer match entre empleo y empleado

Si tienes un trabajo que te gusta, te aseguro que no quieres hacer otra cosa. Bueno sí. Duermes. Estás con la familia. Haces deporte. Pero todo es secundario, porque el trabajo facilita la realización individual. Y estás deseando hacerlo. No hay mayor gloria para un programador que conseguir que el software se comporte tal y como se especificó. Y para un investigador, dar con la fórmula que convierte en realidad una expectativa. Y para un cocinero que el plato que acaba de crear tenga aceptación favorable por parte de los comensales. Esa es la verdad. Ahora bien. Como el trabajo no te guste, la cosa vira ciento ochenta grados. Y se convierte en unos grilletes que te hunden cada día.

La identificación del talento adecuado es crítica para que el absentismo laboral se reduzca o, mejor, que desaparezca. Por eso es tan importante que las primeras etapas de los procesos de selección faciliten la búsqueda de ese perfect match entre empleo y trabajador. Por eso es tan importante no tomar decisiones basadas en autodeclaraciones interesadas. Por eso es tan importante cerciorarse que ambas partes están objetivamente unidas por un interés común y por un encaje perfecto que facilitará no sólo un buen arranque, sino una marcha triunfal.

No es en el número de horas sino en la calidad de las mismas

Más allá de populismos, poses y política, el problema de empresas y trabajadores no está en si se trabajan cuarenta, treinta o cincuenta horas. Está en que los trabajos no responden a las expectativas del trabajador (por un lado) y que los trabajadores no responden a las expectativas de las empresas (por otro). No hay “perfect match”. Son dos problemas que generan insatisfacciones que, dadas las rigideces de nuestro mercado laboral, se suelen emponzoñar bastante tiempo. Y esa insatisfacción genera una falta de motivación que se traduce en absentismo laboral, cuando no en depresiones o en problemas mayores.

El problema de verdad tiene mucho que ver con que las empresas sepan qué necesitan contratar en cada rol profesional y que puedan validar las candidaturas de una manera objetiva y eficaz. Básicamente a lo que nos dedicamos en The Wise Seeker. Y por eso cada día más personas pasan por nuestra plataforma para dejar muestra de su talento. Un talento real que las empresas ven. Y sobre el que deciden, de manera objetiva, si es adecuado o no para la necesidad que tienen. Nada más y nada menos.


Publicado: 29 oct 2024
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